Docente y alumno de Escuela de Medicina publican libro de neuropatía diabética
El texto está orientado a fomentar la prevención, pero evitar que los pacientes sufran amputaciones.
Si se considera que un diez por ciento de la población chilena padece diabetes mellitus y uno de cada 200 pacientes diabéticos es amputado, vale la pena preguntarse si se puede prevenir. El doctor Pedro Jiménez, neurólogo y docente de la Escuela de Medicina, sostiene que sí se puede y para ello publicó junto a su alumno ayudante, Francisco Tapia, el libro “Neuropatía diabética: fisiopatología, diagnóstico y tratamiento”, bajo el sello de la Editorial Académica Española.
La edición reúne los conocimientos y experiencia a lo largo de 25 años en pacientes con neuropatía diabética. “Francisco Tapia realizó la parte visual, imágenes, diagramación y búsqueda en internet y yo aporté con la información. Lo enviamos en noviembre del 2018 después de varias correcciones, y en enero me avisaron que estaba publicado”, cuenta el académico de Medicina en el Campus San Felipe.
El texto intenta imponer un pensamiento preventivo, para actuar antes que aparezcan los síntomas de la neuropatía diabética, enfermedad que se expresa en la falta de sensibilidad y fuerza. Los pacientes que padecen neuropatología diabética pierden, paulatinamente, la sensibilidad en sus ortejos y pies, lo que favorece que se provoquen heridas con una escalada de acontecimientos negativos. Tras las heridas siguen las úlceras, infección, osteomelitis, septicemia y muerte o amputación antes que ocurra la septicemia.
Es muy probable que una persona que ya tuvo una amputación, dentro de cinco años siguientes tenga una segunda.
Prevención
¿Cómo prevenir? Con exámenes y el apoyo de tecnología para diagnosticar la neuropatía diabética cuando es asintomática. “La diabetes va eliminado fibras nerviosas muy lentamente. Se pierde cierto grado de sensibilidad que no capta el paciente, pero equipos especializados sí pueden detectar”, indica el docente.
Enfatiza que en la fase subclínica es importante reforzar el control de glicemia, para que esté en niveles inferiores a 150, y ayudar con medicamentos para mejorar la circulación y vitaminas para que el nervio se vaya regenerando.
“Siempre le digo a mis alumnos que envíen en forma rutinaria a sus pacientes con diabetes a exámenes preventivos: cada dos años a electromiografía y cada cinco años a un examen de umbral de sensibilidad térmica. De este modo se pueden detectar alteraciones de tipo neuropática antes que el paciente tenga síntomas. Siempre debemos pensar en diabetes, úlcera, posible amputación, siempre”, agrega Jiménez.
Sáquele los calcetines
Una medida muy simple y complementaria a los exámenes que el doctor Jiménez indica a sus estudiantes es que le revisen los pies a los pacientes. Una acción que parece trivial y de sentido común no es tan común, pues al 10 por ciento de los hospitalizados no le han mirado ni tocado los pies, así como al 30 por ciento de los usuarios de atención primaria. “Es de sentido común y de humanidad”, reflexiona el doctor Jiménez. Si con ese simple ejercicio se encuentra el indicio de sensibilidad alterada, la neuropatía ya está diagnosticada.
Gran aprendizaje
Para el interno de Medicina y ayudante del integrado de Neurología Francisco Tapia, la experiencia de participar en la publicación de un libro fue de mucho aprendizaje.
“Mi participación fue recopilar información que tenía el doctor desde su experiencia, revisar bibliografía y la información formal que existe en torno al tema, además de ver la redacción y darle forma de acuerdo al formato que nos exigían. Aprendí mucho, reafirmé y profundicé los conocimientos en torno a esta patología”, agrega.
El alumno ayudante comenta que la neuropatía diabética pasa inadvertida hasta que está en estados avanzados, por lo que en sus prácticas en los centros de salud ha puesto énfasis en la pesquisa de los signos iniciales para ayudar a los pacientes diabéticos.